Páginas

lunes, 1 de abril de 2013

Nidos, hierba y otros animalitos

Hacía un montón de tiempo que no publicaba nada. Pero es que los días pasan, pasan, pasan y muy rápido y me haría falta que tuvieran algunas horas más. He estado liada en un montón de cosas: curso de blog con El Osito con Zapatos Nuevos, curso para renovar el carnet de manipulador de alimentos, curso de diseño gráfico con Corel (aún por acabar, por cierto). Y claro esto añadido al día a día de trabajo, niñas, AMPA....en fin.

Y no es no haya hecho nada por el camino. Para el cumple de mis sobrinos les hice unos minicupcakes de nutella i de oreo que estaban de rechupete. No quedó ni uno.
Y ahora llega Pascua, y la mona (es el pastel con la figura de chocolate que regala el padrino al ahijado en Cataluña). En casa mi padre, a pesar de estar jubilado, sigue haciendo cada años las composiciones de chocolate. Este año hizo un molino en forma de seta y las pitufas habían elegido los muñecos de Blancanieves y la Sirenita para poner junto a los clásicos pollitos. Y ayer domingo nos comimos el pastel de mona.


Pero aparte del atracón de chocolate que llevamos toda la semana, al que se añade que llega mi tía de un viaje a Berlín y trae como regalitos para las niñas más chocolate, me apetecía hacer unos cupcakes.

Mi amiga Gina colgó hace unos días un maravilloso pastel con Mikados y butteswiss de plátano natural.
Como podéis ver si entráis en el enlace, tiene una pinta!!!!
Así que me decidí por el sabor de plátano para los cupcakes de Pascua. En el libro de Alma Obregón encontré una receta y decidí seguirla.
Por primera vez, en lugar de hacer un butterswiss, que me encanta por lo suave que queda, la decoración fue con buttercream (la diferencia es que el primero lleva claras y un proceso al baño maría y el segundo no). Nunca lo había hecho porque una vez que probé encontré horrible el cric cric del azúcar glass. Pero tenía en la despensa guardado icing sugar, que es mucho más fino, y seguí el consejo de Alma para el buttercream a fin de que nos e note: batir, batir, batir y batir, durante mucho rato, al menos cinco minutos.
Al buttercream le añadí el puré de un plátano bien maduro.

Y luego saqué de la cajita de boquillas la famosa 233, la de hierba o pelos, que hacía un montón que la tenía pero que nunca había utilizado. El otro día compré por petición de mi hija de 3 años, gran sabia del mundo resposteril, os lo aseguro, que tiene un paladar, unos huevos de Lacasitos. Además tenía de hacía un tiempo unas figuritas de azúcar de Culpitt de Pascua con conejitos, patitos i huevitos. Así, que mejor ocasión imposible para utilizarlos. Y otro ingrediente del baúl de los recuerdos, de ese en el que vas guardando ingredientes y cositas que ves en las tiendas de reposterías que te atraen como un imán y luego se queda ahí porque acabas utilizando lo mismo de siempre. Se trata del colorante Primrose de Sugarflair, que iba al pelo con su nombre y su tono (Primavera-tono amarillo). Y de mi cajita de colores varios de Wilton (aixx que ganas de que se acaben), cogí el verde.

Resultado: unas cestitas de paja con huevitos y unos parterres de hierba por donde asoman conejitos, patitos y huevitos.



Las cestitas de paja me da la sensación que parecen más un plato de spaguettis, pero bueno, creo que dan el pego. Además los colores pastel de los huevitos quedan genial.



Otro pequeño problemilla que me encontré es que en ocasiones el puré de plátano, a persar que lo trituré un montón, atascaba los pequeños agujerillos de la boquilla y tenía que ir quitándola y limpiándola.

Los parterres de hierba sufrieron bastante de este problema, así que están muy desiguales los unos de los otros. Por cierto, le falta a estos parterres una buena pasada de la cortacésped, porque menudos pelos de hierba que quedaron.




Bueno, espero que no tenga que caer otro diluvio como el de estos momentos, que no deja salir de casa para nada, para publicar la próxima entrada. Prometo que será antes.